El
Ayuntamiento de Santander, para ayudar al Banco de Alimentos —ya se sabe que
cada vez hay más gente afectada por la crisis y que tal labor de las
instituciones y, sobre todo de las ONGs resulta imprescindible—, ha dado en la
magnífica idea de fletar una
bicicleta estática.
La
misión de este artilugio es recorrer los centros docentes de Cantabria. Ayer la
vi en un instituto y comprobé que había un tipo gordo y sonriente pedaleando en
ella, era el director para dar ejemplo. Estaba situada justo en la entrada.
¿Qué
tienen que ver las churras con las merinas?, me preguntarán. Muy sencillo, a
ver si son capaces de seguirme.
La
bicicleta tiene un contador de kilómetros. El juego consiste en que, al final
del periplo de la bici por todos los institutos de la ciudad, el kilometraje
sea cuanto más alto mejor porque —y aquí viene lo bueno—, por cada kilómetro
logrado con el esfuerzo de todos, la Administración convocante dotará a razón de
euro el kilómetro para nutrir el banco de alimentos.
¡Venga
Juanillo!, oí decir al Director que se bajaba algo derrengado por el esfuerzo,
a ver si consigues sacar cinco euros de comida para los pobretes. ¡Venga,
chaval, que tú puedes! Y allí estaban todos los niños, en nutrido pelotón
pelotillero, para ser de los que más euros lograsen y así, aportar su grano de
arena en la solución de la crisis. ¡Vivir para ver!
Esto
no es una invención ni un cuento. Es, si cabe, una estampa de la vida real y,
por supuesto, carente de las más mínimas condiciones de verosimilitud literaria,
pese a su autenticidad.
¡País
de imbéciles! ¿Por qué no dejáis en paz a los niños con vuestras tontadas,
políticos descerebrados, os marcháis de una vez al basurero de la Historia, y dejáis
vivir a los jóvenes entre sus propios problemas, que bastante tienen con el
negro futuro que les habéis fabricado? ¿Creéis que no nos damos cuenta de que
sólo servís para diseñar proyectos estúpidos que justifiquen vuestra
incapacidad en lo realmente importante y para compensarnos con iniciativas
lúdico-denigrantes-subnormaloides, por el compacto sueldo que, pagado por
todos, os embolsáis mes a mes? Os recomiendo que hagáis el demencial
experimento sociológico en los colegios de pago, en las universidades privadas,
que están mejor alimentados para darle al pedal y que dejéis a los pobres en
paz.
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