La novela histórica tiene una bien
merecida mala fama. Los escritores que se dedican a ella se revuelven indignados
ante tanta incomprensión, pero lo cierto es que algo hay de verdad en ese
runrún porque, en un elevadísimo porcentaje, las obras que se publican son más dignas
de kiosko que de librería. Veamos cuáles son, en mi humilde saber y entender, los vicios que corroen al subgénero, vicios en
los que, quizá, yo mismo haya incurrido en alguna de mis obras, lo digo por
delante:
1.- El argumentalismo.- La Historia
da al escritor el argumento, luego cree que no tiene que esforzarse, que con
plasmar los acontecimientos librescos ya se tiene una novela.
2.- El historicismo.- En la
eterna lucha entre “trama” e “historia”, suele primar la historia. Se hipoteca a
aquella para que “entren en ella todos los hechos”.
3.- El pedagogismo.- Muchos
autores inventan una trama con voluntad docente, para que “se entienda con
facilidad” la historia, con lo que convierten la novela en mera divulgación.
4.- El documentalismo.- Es
tanta la documentación del novelista-historiador, que ha de contarse todo, todo,
y si la trama se resiste, se la fuerza para que el enorme saco de datos
acumulado tenga su acomodo; de lo contrario, el amanuense no se siente a gusto.
5.- Contemporanismo.- Se
cuenta la historia como hablando al hombre contemporáneo. El narrador, por
ejemplo en una de romanos, nos describe, en ocasiones mediante diálogos
ridículos, las termas, el circo, los edificios cotidianos y objetos archivistos
por los personajes de la novela, con lo que se genera ambiente de
inverosimilitud.
6.- Capitantruenismo.- Es una
deriva hacia la peripecia trepidante, al creer que sólo cuando se suceden
muchas aventuras concatenadas estamos haciendo una buena novela. Se ofrece,
así, un climax permanente y, por lo tanto, ineficaz.
7.- Lejanismo.- Preponderancia
de los temas histórico-arqueológicos, menos comprometidos que los más cercanos,
pues sobre estos puede existir aún cierta memoria histórica inmediata poco
dúctil. Así, las épocas reyes de la narrativa histórica poco afinada son: Roma,
Egipto, Mesopotamia, la Prehistoria y la Edad Media (a ser posible, siglos X a
XIII.)
8.- Resquicionismo.- Se buscan
los resquicios de la historia, situaciones inverosímiles, muchas veces extravagantes o directamente
ridículas (legiones perdidas, chinos en la lusitania romana, descubrimiento de
Europa por los amerindios y cosas así.)
9.- Magnicismo.- El
protagonista es, cada vez, más personaje histórico de primera línea y, por
supuesto, escribe en primera persona, que es lo más fácil para lograr un
intimismo gratuito, sin esforzarse mucho en la técnica narrativa. Así se puede
ofrecer también un título atrayente: “Memorias de Atila”, por ejemplo.
10.- Demiurgización.- Ubicuidad
física y temporal de los personajes en el acontecimiento histórico, pues los
pobres tienen que estar, sea como sea, en La toma de la Bastilla, en la
coronación de Napoleón, en la batalla de Austerlitz y en la de Waterloo, sin
olvidar el 18 Brumario y la llegada del Corso a Marsella.
11.- Facilismo.- Todo el que
sabe escribir a máquina, con correctores ortográficos claro, se agarra a la
Historia, que ya nos da el argumento hecho, y ahora con Wikipedia el delirio.
12.- Amateurismo.- Falta de
oficio en la construcción literaria. Ignorancia y abecedetismo técnico. Una
ignorancia que no tiene cura porque no tiene el escritor poco leído puntos de
referencia. Una ignorancia que suele permanecer incólume tras haber publicado
un buen costal de novelas.
13.- Mercantilismo.- Los
editores creen que una novela se vende en consideración de la buena acogida de
su línea editorial, considerados elementos como: título, diseño, colorines,
prólogos, comentarios de otros autores, etc, no en función de su calidad
literaria. El editor, tan poco leído como el escritor muchas veces, apenas mira
el texto antes de tomar la decisión de publicarlo.
. El autor sabe que, si hace las cosas bien,
si se esfuerza y crea un producto artístico de calidad, no va a ganar ni un
euro más, puede, incluso, que nadie quiera publicarle la obra.
Surge así la TEORÍA DE LA INELASTICIDAD en
la demanda del producto a la calidad literaria. Incluso puede darse el caso de
la ELASTICIDAD en la demanda del producto a favor de la mayor introducción de
lugares comunes y tópicos generalizadores. Dicho de otra forma, a mayor calidad
menos ventas y, a menor calidad mayores.
Con lo que se pierde la REFERENCIA ARTÍSTICA.
Si los críticos, que hoy por hoy son asalariados del mercado, ponderan a un
escritor diciendo que es un genio extraordinario, “top-plus”, siendo en
realidad pésimo, y hasta las instituciones culturales le otorgan una letra de
la Academia ¿qué adjetivos y ponderaciones deberemos utilizar para Cervantes o,
sin ir tan lejos, para Gonzalo Torrente Ballester, por ejemplo? La lengua
castellana no nos proporcionaría adjetivos suficientes.
Con esta promoción de la literatura de
Kiosko como si fuese cultura, se profundiza en la PAUPERIZACIÓN INTELECTUAL de
la sociedad, el objetivo último de cualquier poder político que se precie.
SIN EMBARGO, NOVELAS HISTÓRICAS DE CALIDAD
EXISTEN, pero como las brujas del dicho, lo difícil es encontrarlas.
Sólo nos queda la guerra de guerrillas
para intentar reconquistar el Parnaso. Y eso es lo que buscamos con esta
escuela virtual… y con los cursos presenciales en Kattigara.
Estoy más de acuerdo con este artículo:
ResponderEliminarhttp://roasebastian.blogspot.com.es/2014/05/las-trece-virtudes-de-la-novela.html
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues yo leo mucha novela histórica, y relato, y de hecho he sido jurado de diversos certámenes y te he de decir que por suerte me encuentro más novelas que no tienen esos defectos que las que si las tienen. Ojo, eso sí, fuera de Amazon y del mundo de la autorpublicación. Ahí estás resumiendo los principales defectos de las malas novelas históricas, pero te aconsejo que busques bien, hay muchas y muy buenas novelas históricas que eluden, no uno, sino todos esos defectos. Deberías más bien haber titulado tu artículo como «Los trece defectos que no se deben cometer al escribir una novela histórica». Habría sido mucho más certero, sobre todo para intentar vender los cursos que quieres dar a escritores :)
ResponderEliminarDe acuerdo, Ángeles. Me comprometo a hacer, en breve, una crítica constructiva sobre la novela histórica, que la hay y buena...,
ResponderEliminarCoincido con el diagnóstico, aunque, por supuesto, hay obras mejores y peores, pero eso pasa en todos los géneros.
ResponderEliminarSí. El problema de fondo es que los escritores, en general, no leen lo suficiente y, si lo hacen, se aprovechan poco de las lecturas. No concibo cómo se puede escribir teniendo como libros de cabecera sólo al Señor de los Anillos y Dune. Es un gran atrevimiento, una risa.
ResponderEliminarMe temo que el problema no es sólo la falta de lecturas, ni que sea el principal problema. Los autores de "novelas no-comerciales" suelen ser muy leídos, pero escriben cada truño que no hay quien lo aguante. Más bien pienso que el verdadero talento es escaso.
ResponderEliminarPero, vamos, coincido que leer mucho y bueno es un requisito necesario para escribir bien, aunque no suficiente.
Saludos
Me atrevo a dar el título de algunas grandes novelas históricas:
ResponderEliminarSinuhé el Egipicio, de Mika Waltari.
Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar.
León el Africano, de Amín Maalouf.
Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós (varias decenas).
Guerra y paz, de Tolstoi.
Yo, Claudio, de Robert Graves.
Espartaco, de Howard Fast.
Estupendo el análisis de Javier Tazón Ruescas.
Un saludo
Gracias, José. Pronto subiré uno sobre: "La nueva novela histórica latinoamericana", que creo es la única corriente literaria que, hoy día, puede hacer remontar la deriva de este subgénero.
ResponderEliminarPor fin encuentro una crítica veraz de un género que estoy intentando cultivar. Si bien es cierto que hay grandes obras dentro del género, suscribo todo lo dicho en el artículo. Hace poco compré una obra de un gran autor de novela histórica española. La he revendido en wallapop por dos euros tras leerla porque no quiero tenerla en casa. Dialogos simplones, argumento simplista para literatura de masas, gramática básica...
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