domingo, 11 de mayo de 2014

LOS TRECE VICIOS DE LA NOVELA HISTÓRICA

     La novela histórica tiene una bien merecida mala fama. Los escritores que se dedican a ella se revuelven indignados ante tanta incomprensión, pero lo cierto es que algo hay de verdad en ese runrún porque, en un elevadísimo porcentaje, las obras que se publican son más dignas de kiosko que de librería. Veamos cuáles son, en mi humilde saber y entender,  los vicios que corroen al subgénero, vicios en los que, quizá, yo mismo haya incurrido en alguna de mis obras, lo digo por delante:

1.- El argumentalismo.- La Historia da al escritor el argumento, luego cree que no tiene que esforzarse, que con plasmar los acontecimientos librescos ya se tiene una novela.
2.- El historicismo.- En la eterna lucha entre “trama” e “historia”, suele primar la historia. Se hipoteca a aquella para que “entren en ella todos los hechos”.
3.- El pedagogismo.- Muchos autores inventan una trama con voluntad docente, para que “se entienda con facilidad” la historia, con lo que convierten la novela en mera divulgación.
4.- El documentalismo.- Es tanta la documentación del novelista-historiador, que ha de contarse todo, todo, y si la trama se resiste, se la fuerza para que el enorme saco de datos acumulado tenga su acomodo; de lo contrario, el amanuense no se siente a gusto.
5.- Contemporanismo.- Se cuenta la historia como hablando al hombre contemporáneo. El narrador, por ejemplo en una de romanos, nos describe, en ocasiones mediante diálogos ridículos, las termas, el circo, los edificios cotidianos y objetos archivistos por los personajes de la novela, con lo que se genera ambiente de inverosimilitud.
6.- Capitantruenismo.- Es una deriva hacia la peripecia trepidante, al creer que sólo cuando se suceden muchas aventuras concatenadas estamos haciendo una buena novela. Se ofrece, así, un climax permanente y, por lo tanto, ineficaz.
7.- Lejanismo.- Preponderancia de los temas histórico-arqueológicos, menos comprometidos que los más cercanos, pues sobre estos puede existir aún cierta memoria histórica inmediata poco dúctil. Así, las épocas reyes de la narrativa histórica poco afinada son: Roma, Egipto, Mesopotamia, la Prehistoria y la Edad Media (a ser posible, siglos X a XIII.)
8.- Resquicionismo.- Se buscan los resquicios de la historia, situaciones inverosímiles,  muchas veces extravagantes o directamente ridículas (legiones perdidas, chinos en la lusitania romana, descubrimiento de Europa por los amerindios y cosas así.)
9.- Magnicismo.- El protagonista es, cada vez, más personaje histórico de primera línea y, por supuesto, escribe en primera persona, que es lo más fácil para lograr un intimismo gratuito, sin esforzarse mucho en la técnica narrativa. Así se puede ofrecer también un título atrayente: “Memorias de Atila”, por ejemplo.
10.- Demiurgización.- Ubicuidad física y temporal de los personajes en el acontecimiento histórico, pues los pobres tienen que estar, sea como sea, en La toma de la Bastilla, en la coronación de Napoleón, en la batalla de Austerlitz y en la de Waterloo, sin olvidar el 18 Brumario y la llegada del Corso a Marsella.
11.- Facilismo.- Todo el que sabe escribir a máquina, con correctores ortográficos claro, se agarra a la Historia, que ya nos da el argumento hecho, y ahora con Wikipedia el delirio.
12.- Amateurismo.- Falta de oficio en la construcción literaria. Ignorancia y abecedetismo técnico. Una ignorancia que no tiene cura porque no tiene el escritor poco leído puntos de referencia. Una ignorancia que suele permanecer incólume tras haber publicado un buen costal de novelas.
13.- Mercantilismo.- Los editores creen que una novela se vende en consideración de la buena acogida de su línea editorial, considerados elementos como: título, diseño, colorines, prólogos, comentarios de otros autores, etc, no en función de su calidad literaria. El editor, tan poco leído como el escritor muchas veces, apenas mira el texto antes de tomar la decisión de publicarlo.  
.     El autor sabe que, si hace las cosas bien, si se esfuerza y crea un producto artístico de calidad, no va a ganar ni un euro más, puede, incluso, que nadie quiera publicarle la obra.
     Surge así la TEORÍA DE LA INELASTICIDAD en la demanda del producto a la calidad literaria. Incluso puede darse el caso de la ELASTICIDAD en la demanda del producto a favor de la mayor introducción de lugares comunes y tópicos generalizadores. Dicho de otra forma, a mayor calidad menos ventas y, a menor calidad mayores.
     Con lo que se pierde la REFERENCIA ARTÍSTICA. Si los críticos, que hoy por hoy son asalariados del mercado, ponderan a un escritor diciendo que es un genio extraordinario, “top-plus”, siendo en realidad pésimo, y hasta las instituciones culturales le otorgan una letra de la Academia ¿qué adjetivos y ponderaciones deberemos utilizar para Cervantes o, sin ir tan lejos, para Gonzalo Torrente Ballester, por ejemplo? La lengua castellana no nos proporcionaría adjetivos suficientes.
     Con esta promoción de la literatura de Kiosko como si fuese cultura, se profundiza en la PAUPERIZACIÓN INTELECTUAL de la sociedad, el objetivo último de cualquier poder político que se precie.
     SIN EMBARGO, NOVELAS HISTÓRICAS DE CALIDAD EXISTEN, pero como las brujas del dicho, lo difícil es encontrarlas.
     Sólo nos queda la guerra de guerrillas para intentar reconquistar el Parnaso. Y eso es lo que buscamos con esta escuela virtual… y con los cursos presenciales en Kattigara.



9 comentarios:

  1. Estoy más de acuerdo con este artículo:

    http://roasebastian.blogspot.com.es/2014/05/las-trece-virtudes-de-la-novela.html

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Pues yo leo mucha novela histórica, y relato, y de hecho he sido jurado de diversos certámenes y te he de decir que por suerte me encuentro más novelas que no tienen esos defectos que las que si las tienen. Ojo, eso sí, fuera de Amazon y del mundo de la autorpublicación. Ahí estás resumiendo los principales defectos de las malas novelas históricas, pero te aconsejo que busques bien, hay muchas y muy buenas novelas históricas que eluden, no uno, sino todos esos defectos. Deberías más bien haber titulado tu artículo como «Los trece defectos que no se deben cometer al escribir una novela histórica». Habría sido mucho más certero, sobre todo para intentar vender los cursos que quieres dar a escritores :)

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  4. De acuerdo, Ángeles. Me comprometo a hacer, en breve, una crítica constructiva sobre la novela histórica, que la hay y buena...,

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  5. Coincido con el diagnóstico, aunque, por supuesto, hay obras mejores y peores, pero eso pasa en todos los géneros.

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  6. Sí. El problema de fondo es que los escritores, en general, no leen lo suficiente y, si lo hacen, se aprovechan poco de las lecturas. No concibo cómo se puede escribir teniendo como libros de cabecera sólo al Señor de los Anillos y Dune. Es un gran atrevimiento, una risa.

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  7. Me temo que el problema no es sólo la falta de lecturas, ni que sea el principal problema. Los autores de "novelas no-comerciales" suelen ser muy leídos, pero escriben cada truño que no hay quien lo aguante. Más bien pienso que el verdadero talento es escaso.
    Pero, vamos, coincido que leer mucho y bueno es un requisito necesario para escribir bien, aunque no suficiente.
    Saludos

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  8. Me atrevo a dar el título de algunas grandes novelas históricas:

    Sinuhé el Egipicio, de Mika Waltari.
    Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar.
    León el Africano, de Amín Maalouf.
    Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós (varias decenas).
    Guerra y paz, de Tolstoi.
    Yo, Claudio, de Robert Graves.
    Espartaco, de Howard Fast.

    Estupendo el análisis de Javier Tazón Ruescas.
    Un saludo

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  9. Gracias, José. Pronto subiré uno sobre: "La nueva novela histórica latinoamericana", que creo es la única corriente literaria que, hoy día, puede hacer remontar la deriva de este subgénero.

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