Una vez finalizados los cursos
de los Talleres Kattigara: «Técnica literaria para escritores» y «Taller de
literatura moderna», resumimos a continuación nuestro concepto de la enseñanza
de la técnica y la literatura en los siguientes principios.
1. La lectura es la base de la escritura
creativa.
No es posible aprender a escribir sin haber
leído mucho, sin leer mientras se escribe, sin leer tras haber escrito. Leer y
escribir es todo uno. La literatura exige al escritor un alto nivel de
interactividad con ella porque el lenguaje es ritmo, el cual sólo es asumido a
través de la lectura.
2. La forma prevalece siempre sobre el fondo.
Es más importante el cómo que el qué. Las ideas
argumentales brillantes de poco sirven si no se acierta con el trazo con el que
se van a plasmar.
3. Es diferente contar a mostrar.
El escritor, como el narrador natural, ha de
ser capaz de disponer de instrumentos de filmación capaces de hacer ver al
lector lo que quiere transmitirle, como si de una película en color se tratase.
4. Hay gran diferencia entre la
literatura-arte y la literatura-quiosco. (Dicho sea sin ánimo de
ofender a los grandes como Estefanía y Tellado)
Denunciamos las malas artes de la industria
novelera, que lleva a la sociedad: a la unificación por abajo, a la pérdida de
de fondos bibliográficos y a la aculturación generalizada.
5. Concebimos la imaginación como la cualidad
de buscar lo posible.
Es decir, que el alumno aprenda a imaginar en
el sentido de “ver que se puede”, “que es posible”. Esta incursión en “cómo lo
hago”, “cómo lo haría para…”, es a lo que llamamos imaginación creativa. No es
imaginación creativa la mera habilidad para forjar peripecias con los
personajes, que está al alcance de cualquier chico de ocho años que juegue con
muñecos de pleymobil.
6. Para sacarle gusto a la literatura es
preciso disfrutar de los clásicos.
No ya los Clásicos con mayúscula, que también, sino
los autores más cercanos a nosotros, que han formado escuela, que tienen algo
que aportar al mundo de la cultura. El escritor, en este sentido, ha de estar
dispuesto a soportar la sombra de la influencia de los grandes, e incluso a
sumergirse en esa sombra. Por desgracia, a los grandes hay que buscarlos en librerías
de viejo y nunca son los que promociona como estrellas vacías la industria
cultural.
7. Escribir es borrar.
Todo escritor ha de saber, al enristrar la
pluma, que ha de borrar una gran parte de su trabajo. Debe contar con sus
críticos, pero sobre todo con el más duro de ellos: él mismo.
8. Al día de hoy, la literatura está,
inevitablemente, unida al cine.
No se puede prescindir de “la mirada de la
cámara”, omnipresente en las conciencias desde la infancia. Pero en la
literatura se manejan palabras, unidades mucho más complejas que los fotogramas
cinematográficos. Ellos, los cineastas, cuentan con la imagen, nosotros nos
vemos obligados a generar imágenes con palabras, lo que es mucho más difícil.
9. Aprender es imitar.
Por eso es preciso buscar los maestros, los
autores que a cada uno nos satisfagan e imitarlos sin complejos. Para eso hay
que vincularse a una escuela, a una tendencia, a determinada gama de
escritores, estudiarlos y copiar cuanto se pueda de ellos. Luego vendrá la
perfección del propio estilo.
10.
No
todo el que quiere escribir sirve para el oficio.
No es frecuente escuchar esto en los talleres
literarios, en los que parece que se vende la obra terminada: “ven a mi taller
y escribirás una novela”. Para escribir se precisan ciertas cualidades básicas.
Sin ellas se podrá aprender mucho y ser un gran crítico o profesor
universitario de renombre o ensayista de prestigio, pero no escritor. Son, a
saber: 1.- Imaginación creativa. 2.- Capacidad de observación. 3.- Una cierta catarata
discursiva, una cierta locuacidad narrativa.
11.
Estos diez mandamientos se encierran en una
técnica de trabajo: para profundizar en el estudio de estos principios, en los Talleres
Literarios “Kattigara” no perdemos el tiempo en subrayados y comentarios
interminables sobre si el realismo es mágico o la magia es realista. Vamos al
grano. Damos contenido.
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