El otro día, en la Fiesta de la
Sidra de Escalante, unos sidreros muy majos, astures, claro, me preguntaron,
porque yo era escritor y tendría que saber, según su opinión, algo sobre el
asunto, que cuál habría sido la gran crisis anterior y que cuánto duró. Creo
que esperaban que les dijese que la del 1929, pero yo sostuve que, tan grande,
tan grande como la nuestra, fue la del siglo XV y duró un siglo. Gracias a ella
se descubrió América y por eso hablamos ahora de Juan de la Cosa y sus compinches.
Ponían los sidreros ojos como platos, pero creo que les demostré que tenia
razón. Eso voy a hacer ahora. Primero hablaremos de los siglos XI, XII y XIII,
que fueron tiempos de bonanza, en los que se introdujeron nuevos cultivos: la
cebada, el centeno; y nuevas tecnologías como el arado metálico, el caballo que
sustituyó al buey, la roturación de los campos, la alternancia de cultivos.
Aumentaron los productos y ¿qué vino luego?, el comercio; prosperaron las
ciudades italianas como Génova, Venecia y con Marco Polo se consolidó la ruta
de las especias. Es decir, que vivían de cine, eran ochenta millones de
personas en Europa, en una burbuja agrícola y comercial que parecía que nunca
iba a pincharse. ¿Les suena algo todo esto? Pero, ¡Ay, amigos!, desde 1320
hasta 1360 descendió la temperatura, como media, uno y medio grados Celsius. No
fue de repente, sino poquito a poco. Esto también les ha de resultará familiar.
¿Qué fue de la cebada, del centeno?, que
se agostaron las cosechas. ¿Y del comercio?, que se fue a hacer puñetas y la
economía se colapsó, asomó la cabeza el fantasma del hambre y, como no hay mal
que venga solo, llegó….LA PESTE; la peste negra, que la trajeron los barcos
provenientes de Oriente Medio. No eran las ratas las culpables, sino las pulgas
que estas portaban. El contagio era tan intenso, que bastaba respirar el aire
exhalado por un apestado para contraer la enfermedad. Las grandes ciudades
quedaron reducidas a la mitad de su población y, de los ochenta millones de
habitantes que tenía Europa murieron treinta. ¿Se hacen ustedes una idea del
caos económico de aquellos tiempos? Pero, ¡amiguito!, los señores nobles
querían seguir con sus ingresos en pechas y en especie, con lo que vinieron las
grandes revueltas, una de las cuales, la más importante en España, fue la de
los irmandiños galegos, de la que podríamos estar hablando durante horas, y
aconsejo que si nada se sabe del tema, que se mire en internet, que merece la
pena. Bueno, que me pierdo, resulta que los señores nobles y los reyes querían
seguir manteniendo el tipo y lucharon entre ellos por nuevas tierras, reino
contra reino, duques contra villanos, ingleses contra franceses, españoles
contra moros, etc, etc. ¿Les suena la guerra de los Cien Años? ¿Y la de los Treinta
Años? ¿Y la de Granada? Pues eso, que asolaron Europa los Cuatro Jinetes del
Apocalipsis: el hambre, la peste, la guerra y la muerte. ¿Y todo ello por qué?
Por la disminución porcentual de un grado y medio de la temperatura ambiente en
el hemisferio norte. ¡Manda madre! Pasado mañana seguiremos con las
consecuencias de todo lo anterior, donde entrarán en liza los Descubridores,
con Colón, Juanín, las naos y las carabelas y, por supuesto, los turcos.
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